
Una de las cosas con las que tenemos que luchar más arduamente los cristianos es con lo que llena nuestras mentes. Nuestras acciones están dirigidas por nuestras creencias; por las convicciones que están en nuestras mentes. Por lo tanto lo que dejamos entrar en ellas es muy importante.
Si queremos tener éxito en nuestra vida cristiana debemos darnos a la tarea de llenar nuestras vidas con cosas sublimes, eternas, excelentes. Y no hay algo más sublime que el conocimiento de Dios. No existe algo más importante de lo que podamos llenar nuestras mentes y corazones que el conocimiento de Dios.
El llamado bíblico es a concentrar nuestros pensamientos en cosas buenas, verdaderas, honorables, puras, etc. Somos animados a pensar en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Filipenses 4:7-8
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!
Isaías 26:3
Pero no siempre es posible o fácil lograr esto. Existen muchos obstáculos que debemos enfrentar. En esta ocasión deseo mencionar los dos más elementales.
El primer obstáculo es que nuestras mentes están demasiado llenas. Y casi siempre están llenas de cosas que no son de Dios. Es muy difícil intentar dirigir nuestras mentes hacia pensamientos más altos si están llenas de ideas del mundo, como valores, ideas o principios contrarios a Dios y a Su Palabra. Nos engañamos al pensar que mientras aquellas cosas no sean “tan pecaminosas” está todo bien. Pero aunque no sean pecado, de todas formas irán moldeando nuestros pensamientos hasta formar en nosotros una cosmovisión mundana. Además, si nuestras mentes están llenas, pero no de Dios, el Espíritu Santo va a tener que luchar para introducir la Palabra de Dios en sus mentes. (Ver Colosenses 3:16).
No es bueno que la mente y el corazón de los cristianos estén llenos de otra cosa que no sea el Señor. La mente también está dentro de lo que Dios exige que le entreguemos. (Ver Mateo 22:37-38).
El segundo obstáculo es que nuestra visión de Dios, y de las cosas de Dios, es demasiado humana. Cometemos el error de interpretar a Dios a partir de nuestra experiencia humana. Explicar lo eterno con lo temporal. Lo espiritual con lo material. De acomodar las realidades espirituales a nuestras experiencias terrenales. (1ª de Corintios 2:13-15; Hebreos 11:3).
¿Cómo podemos profundizar en nuestra relación con Dios de manera que mantengamos nuestra mente ocupada con las cosas del cielo?
Mi consejo es el siguiente; debemos tener: l
- Un caminar más cercano con Cristo. El Señor llamó a los discípulos para que estuvieran con Él. No sólo para que lo visitaran, ni para que pasaran tiempo con Él. Era literalmente para que vivieran con Él. (Mateo 3:14; Juan 1:38-39)
- Una consideración más profunda de las Escrituras. No sólo una mirada superficial de la Biblia. Esto significa dejarnos moldear por ella. (Salmo 119:11)
- Una oración más personal. Pienso en Nehemías como ejemplo de una persona que “caminaba con Dios en oración”. A través de todo su libro nos podemos dar cuenta cómo Dios era su compañero mediante la oración. Nehemías 1:5-11; 5:19; 6:14; 13:14, 23, 29. Toda su labor estaba “regada” con la oración. Podemos notar que era algo que fluía de manera natural en su vida, no era simplemente una obligación o una disciplina.
- El hábito de la meditación. La meditación también es una manera de enriquecer nuestra vida espiritual al considerar a Dios, tanto en la creación como en las manifestaciones que Él hace de Su poder y también en Su Palabra. (Salmo 19:14; 119:148)
A modo de conclusión, creo que esto nos llevará a que crezca nuestra consideración del conocimiento de Dios y Su Palabra. Llegaremos a decir junto con Pablo que “todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor” (Filipenses 3:8) y nuestras mentes se llenarán de pensamientos e ideas cada vez más sublimes, excelentes y dignas de alabanza.
Pastor David Soto Oliva.
Muy buena enseñanza Pastor necesitamos llenarnos de Dios y de su palabra y nuestra mente será renovada, para la gloria de Dios.